martes, 29 de octubre de 2013

Generales de Papel

Leo con incredulidad que el "valiente" general EP Oswaldo García Balladares ha recomendado denunciar ante el Fuero Militar Policial al jefe de Operaciones del Comando Especial del Vraem (Cevraem), coronel EP Miguel Gonzales Bojórquez; al jefe del Componente Aéreo del Cevraem, comandante Daniel Ordaya Burneo, y al piloto del helicóptero Mi-35P, mayor FAP Diego Vera Olivera por una misión fallida en el VRAEM. Primero decir que fue un bombardeo es una exageración podría haber sido un ametrallamiento o "rocketeo" y si hubo bajas civiles pues la causa se origina en el planeamiento no en la ejecución. Lo que haya sido, el haber desclasificado los nombres de los responsables de la ejecución y peor aún haber denunciado a tres oficiales de menor jerarquía, sólo me hace confirmar la falta de coraje e inaptitud de los responsables verdaderos y confirmar que en las FFAA los generales están sobrando en cantidad y calidad, habiendo hoy más generales que tanques o aviones. El evento en el VRAEM en el que se supone se bombardeó a civiles es definitivamente un trágico evento en la guerra antisubversiva, pero este general del ejército ha cometido una gran deslealtad con sus subordinados demostrando que es muy fácil correrle a la responsabilidad y entregar cabezas de turco para no verse comprometido y salvar su propia responsabilidad o la de otros. No nos imaginamos a ningún general de cualquier ejército, entregar los nombres de los responsables de una operación militar a menos de diez de realizada y cuando aún no se ha investigado el hecho en su totalidad y no se le ha dado la opción a los aludidos a defenderse. Debe tomarse en cuenta que todas las operaciones aéreas en el VRAEM son de responsabilidad directa del Presidente del Comando Conjunto y luego van decalando hasta el mismo General del ejército en comando de la zona. Estas misiones son aprobadas por el Alto mando y lo único que hace el piloto es cumplir la orden de operaciones. Es indignante que se haya desclasificado los nombres de los que realizaron la operación, poniendo en peligro su seguridad y la de sus familias. ¿Así quieren que un militar vaya al VRAEM para que sus jefes los abandonen, sólo por cuidar sus puestos? Definitamente, el grado de General esta regalado en las FFAA y FFPP . No cualquiera puede serlo. Se requieren valores y honestidad. No temer a perder el puesto por hacer lo correcto. Hoy en día, la mayoría de generales son de papel, se mueren de miedo de hacer lo correcto, claudican y bajan la cabeza. Son pocos los que tienen la dignidad de dejar sus puestos cuando no están de acuerdo con algo. Hoy veo el tema de los ascensos y lo confirmo, si estamos tan mal es por que los grados en las FFAA se reciben por gravedad y no por méritos. Sólo basta ser amigo o promoción, y en algunos casos hasta estar coludidos para ascender. Que pena!

sábado, 5 de octubre de 2013

DETRÁS DE LA CORTINA AZUL-LIBRO

Es un viaje a los inicios de nuestra carrera en la aviación militar ....despierta a ese joven cadete y oficial que alguna vez fuimos" Según José Martí «Hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro", sabia frase que resume que todos debemos dejar una huella por nuestro rápido pasar por este mundo. Eso es algo que estoy seguro ya cumplió el Coronel FAP Víctor Salinas Paredes luego de haber podido leer su libro. Hoy queria comentar que gracias a "Detrás de la cortina azul" , realicé un viaje gratuito a los inicios de mi carrera en la Fuerza Aérea y no puedo negar que me dio mucha nostalgia, tristeza y alegria, lo que motivó que lo leyera en muy poco tiempo. Yo no se sí muchos ya lo han leído, pero gracias a esas cosas del destino, el libro cae en mis manos luego de hacer una visita a un ilustre piloto Canberrista, el General Juan Carrera B. quien luego de una agradable visita a su hogar, me prestara el libro. Debo confesar que lo puse en mi maletín de vuelos con la promesa de leerlo inmediatamente pero me tomó una semana comenzarlo. Cuando comencé su lectura, dejé de leer los otros dos libros que tenia en mi maletin y me enfrasqué en leer la historia de Ismael, protagonista de la novela y oficial de nuestra querida Fuerza Aérea. No pude dejar de pensar en que Ismael así como yo, se hace aviador, sin saber cómo era en realidad la vida militar. Gracias a la pluma de "Petróleo" pude acordarme de mi militarización en Vítor, Arequipa. A los 17 años nunca me había subido a un avión ni habia salido de Lima y no me imaginaba lo que sucedería ahí. Todos "pelados" y flacos marchando y corriendo bajo un inclemente sol. Mi amigo Arturo me decía años más tarde, que cuando me veía con mis 53 kg (cinco menos de lo permitido) pensaba que no "la iba a hacer". Lo irónico del caso es que " si la hice" y regresé con cinco kilos más de peso y sin Hepatitis como él y la mitad de la promoción. "Detrás de la cortina azul" me trajo a las primeras visitas en el pabellón central en que nuestros familiares se encontraban con unos hijos "desconocidos" y cambiados por lo ríguroso de la instrucción militar. La primera salida durante el día de la madre, el primer amor y sus decepciones, las llamadas telefónicas furtivas, el arreglo del pabellón central para la fiesta anual, las salidas a lugares que hoy no existen como el ya desaparecido "Cream Rica, todo esto con una propina que casi no alcanzaba. Luego, el libro nos menciona los vuelos y su tensión natural en los cadetes, los buenos y malos instructores, los amigos que no pudieron soportar el régimen de la instrucción en nuestro legendario avión T-37 . Más adelante, Ismael se hace oficial y nos cuenta su vida en unidad, la majestuosidad y el poderio por ese entonces de la flota más grande de aviones Canberra en Sudamérica, de la aviación militar peruana en su apogeo, de la pérdida de amigos y su choque con una realidad institucional que lo golpea pero que más adelante le permite levantarse y hacer cumplir ese viejo axioma institucional en que "esto es una carrera de resistencia". Hoy hago una reflexión y me doy cuenta que no me acuerdo de los momentos malos como los castigos físicos o privaciones de salidas, solo quedaron los buenos recuerdos y los buenos amigos. Es más me he reido por momentos cuando me veía a mi mismo "presentarme varias veces a una columna de cemento" o batir record de maratón con fusil, casaca y corbata sin saber porqué y luego no poder bañarse sin recibir explicación alguna. Se que todas esas cosas las hacíamos para prepararnos para lo duro que sería la vida militar y a cumplir las órdenes de nuestros superiores, porque el que sabe cumplir tambien sabe ordenar y que eso nos hace buenos líderes. Cuando hoy en la vida civil, escucho a un jovencito que no le gusta su hotel en Miami porque "está lejos del Mall o no tiene piscina" me río por dentro de su inmadurez y lo compadezco por lo poco que conoce de la vida y las carencias por las que pasamos cuando somos aviadores militares o inclusive de pilotos civiles de otras generaciones. "Detrás de la cortina azul" es un libro ameno, de fácil lectura y que nos despierta a ese joven cadete y oficial que alguna vez fuimos, con esperanzas e ilusiones, que no le importaban sus carencias tanto como sus triunfos y metas alcanzadas. Este libro es un homenaje a la convicción y al anhelo de cumplir con nuestra misión durante nuestro paso por la Institución que nos forjó el carácter y que nos hizo lo que hoy somos. Doy gracias al "Petróleo" guia por este viaje al pasado, porque recordar es volver a vivir.