miércoles, 18 de noviembre de 2009

Soplones en una fuerza medieval

Estos señores que han filtrado información a un país vecino no merecen el titulo de espías. Un espía es aquel agente entrenado en artes marciales, defensa personal, experto en armas, con “licencia para matar” y dispuesto a correr miles de peligros con tal de rescatar a alguien, conseguir información valiosa o por último asesinar a algún agente de otro país. Estos señores son simples y vulgares soplones que se vendieron por unos dólares (dicho sea de paso uno le regaló la carrera de piloto comercial al hijo y a nadie le pareció sospechoso ni se dieron cuenta sus jefes). No se arriesgaron en misiones secretas ni pusieron en peligro su vida, son meros traidores o judas cuyo futuro ahora es más negro que nunca.



Pero lo que ha ocurrido con estos soplones es solo una consecuencia de una falta total de liderazgo y falta de control de sus jefes inmediatos, que aunque parezca increíble han sido, en algunos casos, promovidos a grados inmediatos superiores. ¿Cómo es posible que hayan tenido acceso a información clasificada? ¿Qué grado era el jefe de Contrainteligencia? ¿Qué medidas de seguridad tuvieron? ¿Dónde estaban sus jefes? ¿Cómo es que terminó uno trabajando en una Agregaduría? ¿Le habrá correspondido viajar o se fue por algún favor? Por otro lado ¿le pagaron su comisión completa o como siempre nuestros amigos de Personal le “mocharon” sus viáticos por estar en el extranjero como lo suelen hacer con otros pagos?

Me afirmo en pensar que esto es producto de una falta de liderazgo efectivo, debido a que seguimos pensando que estamos en el mejor de los mundos y que la fuerza aérea es para algunos, un feudo. Personal con evidentes signos de tener mejores ventajas económicas sobre otros, gente que se pone en todas las juntas, comisiones y órdenes de misión así no haya movido un dedo. ¿No creen que esas cosas resquebrajen la moral sumado a lo magro de los sueldos? Yo he visto a un individuo pidiendo ser considerado en planillas de profesorado todos los meses por solo dar una clase de una hora al mes al año y ahora ostenta uno de los grados más altos! Y luego que yo me negué, se consiguió incluir en una relación con gente que nunca pisó la escuela donde yo trabajaba.

Hasta ahora he visto a muy poca gente con capacidad de hacer cambios, con la suficiente actitud para querer cambiar solo un poco las cosas. Solo vi a un líder una actitud de respuesta ante un acto que parecia injusto en 1986 y reclamar por algo que no estaba bien y no le importó perjudicar su posición. Ahora ¿qué vemos? Nadie se queja, los que están mejor que otros no dicen nada, más bien ya la antigüedad no interesa, lo que me importa es que cargo ocupo (por ejemplo ya nadie quiere ser COMOP, ahora todos quieren ser COPER o COMAT ¿para qué? y en las grados mas bajos ya no quieren ser comandantes de escuadrón todos quieren ser edecanes o irse a trabajar a Planes de COPER.
Esto que ha sucedido es solo la punta del iceberg, mientras que no se arreglen todas estas distorsiones de nuestros propios valores, seguirán pasando cosas similares. Gente que se queda en las villas diez o hasta quince años, gente que reciben varias juntas y comisiones, otros que se guardan los vales de combustible, los que usan a la tropa para arreglar sus casas, o las movilidades del servicio para asuntos familiares, los jefes que se llevan a sus secretarios y allegados cuando son cambiados a otra dependencia y se van yendo de un lado a otro con su "séquito"" personal como si fuera un Rey o un señor feudal,  etc. son algunas perlas que dañan la moral y provocan que los más débiles, es decir los que menos se beneficien, estén expuestos a ser corrompidos como es el caso de estos tres o hasta cuatro individuos que ahora pagarán cara su traición.

Pero el sistema es responsable en gran parte de generar estas actitudes solamente por una falta de liderazgo efectivo. Si las cosas siguen así los únicos que se quedarán en la Institución son los condes y duques de Personal, Finanzas y Abastecimientos, que por alguna misteriosa razón no quieren irse ni se quejan. Es hora de renovar nuestro liderazgo personal, de ser la Institucion que siempre fue, una Fuerza aérea grande y poderosa, no necesariamente por sus armas, sino mas bien por la calidad de nuestra gente.