miércoles, 7 de abril de 2010

LA FAP EN LA CHINA

¿La Fuerza Aérea del Perú en la China? Costaba creer que eso podía ser cierto sobretodo en 1991. Solo dos años antes, el tema de la violenta sofocación de la revuelta de estudiantes en junio de 1989 en la Plaza Tian’Anmen, era y es hasta ahora un tabú. La lejanía con ese país hacía poco probable una comisión a ese destino milenario. Pero en 1991, gracias a la compra de los aviones Harbin Y-12 que efectuara el gobierno de ese entonces (me imagino que junto a los tractores chinos) se acordó que una comisión de pilotos y mecánicos viaje a China.


Yo, aún del grado de teniente, trabajaba en el Grupo Aéreo No. 42, y gracias a mis conocimientos de inglés y luego de un proceso de selección fui escogido con cinco pilotos más para irnos de Comisión a la China por cuarenta días para recibir instrucción en estos aviones. La fecha de viaje era entre diciembre y enero de 1992, lo que me haría perder mi cumpleaños, navidad, año nuevo y hasta el cumpleaños de mi madre, pero en fin, era mi primera comisión al extranjero y teníamos muchísima expectativa por el viaje.

Viajamos a Lima y como suele pasar, de seis pilotos pasamos a ser ocho. Dos pilotos más de nuestro grupo aéreo habían sido adicionados, salteándose a un compañero de promoción, debido a influencia externas (llámese “vara” a este poco común fenómeno). Además, aparte de algunos mecánicos viajaríamos con dos técnicos antiguos del Comando de Material, que a decir verdad, nadie sabe exactamente que harían ahí.

Gracias a la sapiencia de los encargados de Personal, se nos gestionó un itinerario que estoy seguro no lo hubieran preparado para sus respectivos jefes. De Lima partiríamos a Miami (cinco horas de vuelo). Luego bajaríamos y subiríamos maletas para irnos a Seattle (seis horas más). De ahí inmediatamente nos subiríamos a un avión para cruzar el Océano Pacifico hasta Japón, al aeropuerto de Narita (trece horas de vuelo mas). Como es de suponer el itinerario lo hicimos así, llegando a la república del Sol Naciente luego de más de treinta horas seguidas, contando los tiempos entre bajar y subir de aviones.

Llegamos al moderno aeropuerto de Narita, extenuados por un vuelo tan largo y tan pesado. Eran las seis de la tarde y felizmente (o mala suerte también para algunos) no había vuelos a Beijing (Pekín) hasta las 08 am del día siguiente. Con maletas y todo estábamos abandonados en el aeropuerto. Sin hotel (gracias Personal otra vez!) no quedaba más opción que quedarse en el aeropuerto pues no teníamos considerados viáticos para un hotel en Tokio. De todas maneras un grupo de cinco pilotos dejamos las maletas en el aeropuerto y decidimos salir a la aventura, en tren a Narita.

En Narita hacia un frio increíble, caminamos mucho por la ciudad, nos prohibieron en muchos bares la entrada por nuestra condición de gaijin (extranjeros) pero esto no nos amilanó en nada. Nuestro paseo parecía ya que iba a terminar en un fracasado retorno al aeropuerto, pero para variar, nos encontramos con un compatriota quien nos quitó la idea de irnos a un hotel caro y nos envió a una sauna.(¡?)

A mí en particular, no me atraía la idea de ir a una sauna, cosa que yo a esa edad la relacionaba con las personas más adultas y hasta ahora la idea de asarme como un tradicional pollo a la brasa peruano no me resulta muy atractiva. De todas maneras, ingresamos a un edificio de cinco pisos y por veinte dólares nos dieron una llave de un locker y un short y una camisa tropical con diseño caribeño. Ignorantes lo primero que hicimos fue vestirnos con ese atuendo y pasearnos entre japoneses desnudos o con toallas que lógicamente primero habían usado la sauna y luego se pondrían esta veraniega vestimenta.

Superado este primer impasse pudimos luego de más de treinta horas de haber salido de Lima, relajarnos con una sauna espectacular que tenía todo de primera, cepillos de dientes y maquinas de afeitar descartables, champús, un restaurante en el tercer piso, juegos de arcade en el cuarto y el quinto, sofás para dormir con calefacción, cosa que hicimos con todo placer. Al día siguiente nos levantamos temprano, nuevamente una sauna y nos fuimos al aeropuerto para encontramos con el resto de los “comisionados” quienes habían pasado la noche durmiendo (o tratando de hacerlo) en los incómodos asientos del aeropuerto.

Llegamos a Beijing al mediodía y los funcionarios chinos nos recibieron con un tour de dos días en Beijing, en un hotel de cinco estrellas. Fuimos de paseo a La Ciudad Prohibida, al Templo del Cielo. Un par de días después viajaríamos a Harbin.

Esta ciudad al noreste de China es mundialmente conocida por el Festival de Hielo y Nieve que se celebra todos los años en enero. La ciudad es conocida como la Moscú de Oriente ya que gran parte de su arquitectura es de influencia rusa, debido a haber estado en manos de Rusia durante inicios de siglo y estar muy cerca a Vladivostok. Fuimos hospedados en un complejo de edificios de los mismos trabajadores de la fábrica CATIC (China National Aero-Technology Import & Export Corporation). Nuestros dormitorios eran bastante sencillos y frugales, y tres dormitorios compartíamos un baño sin ducha. Era una competencia diaria el levantarse más temprano para usarlo. Pero lo más duro era el clima. Veinticinco grados bajo cero y un día relativamente corto (amanecía a las 10 a.m y oscurecía a las 4 pm) fue lo más difícil de aguantar. Para variar, nadie había venido preparado para soportar este frio, peor aún nosotros veníamos de la selva y tuvimos que agenciarnos de ropa que para decir verdad estaba a precio regalado.

Volamos el nuevo Harbin Y-12, una aeronave con un equipamiento, que en comparación al Twin Otter que volábamos nos hacía pensar que estábamos en un Airbus de última generación. Aunque como avión, el Twin era mucho más resistente y adecuado para el Perú. Tal es así que ahora no queda ningún avión chino operativo. Pero tenían un instrumental muy moderno. Cuando había más de un kilometro de visibilidad volábamos, cuando era menos de uno, ya no lo hacíamos. Nos comunicábamos con señas con los instructores chinos ya que ellos no hablaban inglés y nosotros no hablamos chino. Pero en general nuestra experiencia en el DHC-6 no nos representó ningún inconveniente. Pasamos dos semanas en esa ciudad, comiendo viandas muy distintas a la comida Chifa* en mesas con vidrio giratorio que luego de más de treinta días empezamos a odiar.

Luego de concluir nuestra comisión en Harbin, nuevamente regresamos a Beijing donde fuimos hospedados en el tradicional Hotel Beijing, lugar de donde se realizó la famosa fotografía del estudiante parado frente a tanques chinos, estudiante cuyo destino aun se discute entre sí fue fusilado o vive en la China Nacionalista. Conocimos la Muralla China, la Plaza Tian’ Anmen, el Mausoleo de Mao Tse Tung y Las Trece Tumbas de Ming.

El viaje de retorno a Lima fue, para variar, similar a la venida. Gracias a la gestión de nuestro jefe de misión nos pudimos quedar en Miami una noche (¿bastante no?). Tres meses más tarde llegarían por barco estos aviones a Lima y los llevamos a Iquitos, donde nos daríamos cuenta que el avión no era lo que esperábamos. Si nosotros en la selva volábamos una versión similar al Búfalo, este era una versión similar al Antonov, solo podía operarse en campos preparados y no resistió el trajín que requería la operación en la selva.

Esta fue una de las pocas comisiones de pilotos a la China, un país milenario, con decenas de cosas por ver. Realmente fue una experiencia única y eso se lo debo a mi querida fuerza aérea. Ahora veo las fotos, me acuerdo de mis compañeros con quienes aun me veo y ¡que viejo que estoy, hasta trabajo con alguno de sus hijos! y me reafirmo en pensar que en la FAP no se gana bien pero realmente uno la pasa de maravilla.

Nota. En esta comisión viajó con nosotros el Tco FAP Julio Cueva mecánico de Twin Otter quien más adelante falleciera en un accidente en Chachapoyas, para él, mi homenaje y recuerdo de un excelente compañero de armas.

*El origen del término «chifa» provendría de la combinación de los términos cantoneses «chi» y «faan» que significan, respectivamente «comer» y «arroz». El término habría surgido en la década de 1930 entre los limeños al escuchar a los chinos utilizar la voz chifan como llamado para comer en las fondas que ellos regentaban

martes, 6 de abril de 2010

Huelga Minera-destruccion de la selva

Pocas veces deseo comentar sobre politica pero esta vez el gobierno tiene razon en tratar de legislar sobre la mineria informal. La selva en Madre de Dios esta siendo destrozada impunemente en manos de mineros informales. Si alguna vez alguien fue a Colorado sabe como se vive, hay prostitucion, explotacion infantil, contaminacion de los rios, etc. Les subo una foto para que vean el dano cerca a Mazuco. Ahora tambien estan destrozando la selva casi junto a Puerto Maldonado en la zona de Lagartococha.
La selva con cancer!!
No entiendo como Humala apoya estas cosas. Ojo que en la FAP hay varios nacionalistas, a ver  las barbas en remojo! Dentro de poco nadie querra ir ahi, el turismo ecologico se ira al tacho por una sarta de ignorantes, apanados por politicos tan oscuros como los que trajo Humala al congreso.