sábado, 24 de marzo de 2012

Terremoto en México

Estaba echadito en mi cama, esperando digerir un poco el siempre bien surtido desayuno bufete en el Hotel Meliá de Reforma, casi en el centro de Ciudad de Mexico. Todavía mantenía mi ropa puesta y ya había separado la de deporte para ir un rato al gimnasio en el noveno piso.

Había dormido bastante bien la noche anterior así que pospuse la lectura de mis periódicos para luego del desayuno, cuando la cama empezó a balancearse de izquierda a derecha. Estaba tan absorto en la lectura que me había olvidado que estaba en una de las zonas más sísmicas del mundo y en un séptimo piso. En ese instante recordé estar en la misma situación años atrás en Santiago cuando el edificio comenzó a bambolearse terminando el movimiento justo al salir de la cama así que esta vez solo me paré  sin zapatos ni medias hacia la puerta de mi dormitorio, cogiendo la llave magnética que estaba en una consolita.

Al salir el suave balanceo se convirtió en una oscilación lateral con fuertes ruidos que salían de todo el edificio y parecía que se iba a derrumbar. Los cables de los cuatro ascensores transparentes justo al frente de mi dormitorio, chocaban violentamente contra la pared y en ese momento decidí que era mejor salir del edificio.

Este bello hotel es hueco por dentro, es decir sales de tu habitación hay una baranda y desde ahí puedes ver el lobby del hotel o caerte si eres imprudente. Me pegué a la pared y caminé con dificultad sin correr esperando que el temblor acabara, pero seguía. Llegué al frente de mi cuarto y encontré a dos señoras de limpieza a quienes les pregunté donde estaba la escalera de emergencia. (!do'h debía haberlo sabido antes!) Ellas me la señalaron justo detrás de ellas y me dijeron que mejor me quedara ahí que "era una zona segura". Yo decidí bajar.

No recuerdo a que velocidad lo hice, o si seguía el remezón, pero con una rodilla recién operada, sin zapatos y sin medias podría haber batido un récord de velocidad vertical. Al salir encontré a toda mi tripulación y a los huéspedes que ya habían dejado el hotel, antes que yo y algunos a medio vestir.

Debo reconocer lo bien organizado que están las autoridades de defensa civil, pues ya había personal con chalecos azules, dirigiendo a la gente para que se congreguen en el monumento a la Revolución, un par de cuadras mas alla, pero yo no podía ir hasta allí pues un pequeño corte en el talón me obligo a quedarme cerca del hotel.

Luego de casi una hora de espera, escuchando la radio nos enteramos que había sido un terremoto de 7.9 en la escala de Richter y que la ciudad estaba entera. La capital mexicana se supone que yace en una laguna y la construcción de edificios en relación a sus suelos ha puesto a los mejicanos en la vanguardia de la construcción antisismica, gracias al pionero ingeniero Juares Badilla y su expertise en la mecánica de suelos.

Hoy día escribo este post tres días después de ese 20 de marzo de 2012 que nunca olvidaré, desde el mismo hotel, pues me tocó regresar, pero hoy pedí que me den el segundo piso y por si acaso tendré mis zapatos a la mano.....

2 comentarios:

  1. No recuerdo a que velocidad lo hice, o si seguía el remezón, pero con una rodilla recién operada, sin zapatos y sin medias podría haber batido un récord de velocidad vertical. Al salir encontré a toda mi tripulación y a los huéspedes que ya habían dejado el hotel, antes que yo y algunos a medio vestir.
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