jueves, 7 de mayo de 2009

MAL TIEMPO EN LIMA NO SOLO AFECTA A PASAJEROS EN TIERRA, SE REQUIEREN AEROPUERTOS REALMENTE “ALTERNOS”


Leía hoy día el periódico sobre todos los trastornos ocurridos el día de ayer, 30 de abril de 2009 por una neblina que impidió el aterrizaje de varias aeronaves en Lima con el consecuente desvío a los aeropuertos alternos de Chiclayo y Pisco. La fecha me llamó la atención así que revisé mi libreta de vuelos. Tal como lo pensaba, coincidentemente, este mismo fenómeno ocurrió el 30 de abril de 2006, exactamente hace tres años, que me tocó también volar en esa misma fecha desde Chiclayo a Lima, terminando en ese mismo aeropuerto luego de una larga jornada. Ese día el aeropuerto de Chiclayo fue un caos para los pasajeros que llegaron de esos vuelos por la poca capacidad de respuesta ante la llegada de aviones que alternaban por mal tiempo en Lima. Lo que causa extrañeza es que luego de ese tiempo aún perduran los mismos problemas en los aeropuertos alternos de Lima, sin haberse solucionado casi nada. Lo que también hay que resaltar es que no solo sufren percances los pasajeros que van al aeropuerto para salir a un vuelo y se encuentran con la ingrata noticia del mal tiempo. También sufren y creo que mucho más, aquellos pasajeros que terminaron en una ciudad que no era su destino.

Antes de comenzar a relatar lo que me sucedió ese día exactamente tres años atrás, debemos resaltar que un aeropuerto alterno debe de contar con todas las facilidades aeroportuarias que faciliten el movimiento de aviones y pasajeros y minimice el impacto que trae consigo un desvío a la alternativa por mal tiempo u otra contingencia no asociada con la responsabilidad de la compañía. Nos referimos a que por mal tiempo, una aerolínea aérea no está obligada a ofrecer casi ningún servicio a sus pasajeros, llámese hotel o alimentación, aunque a veces la compañía aérea en consideración a sus pasajeros y situaciones excepcionales podría darles alguna facilidad para ser más soportable esta contingencia. Por lo tanto los pasajeros en la mayoría de los casos tendrán que abandonar la aeronave en espera de mejores condiciones climatológicas en el aeropuerto original de destino. Queda entonces en manos de las autoridades y facilidades de ese aeropuerto alterno.

Para dar un ejemplo, una aeronave que llegue de USA al Perú con destino a Lima, lo más probable es que esa tripulación de pilotos quiera contar con un aeropuerto de alternativo lo más alejado del aeropuerto Jorge Chávez y que cuente con facilidades a la navegación como un ILS de Categoría I por lo menos, siempre y cuando sus condiciones de peso o carga paga lo permitan. En el Perú tenemos como alternativa los aeropuertos de Chiclayo, Trujillo y Pisco. Los pilotos en general escogerán el más alejado (Chiclayo) pues eso los provee de un poco mas de combustible, además las condiciones meteorológicas en Lima, Trujillo y Pisco pueden ser bastante parecidas.

Hace tres años, salí de mi domicilio a las siete de la mañana para hacer un vuelo al Cuzco y Puerto Maldonado. Grande fue la sorpresa al ver que en vez de ir a Cuzco viajamos como pasajeros a Chiclayo tres tripulaciones completas (pilotos y tripulaciones auxiliares) pues habían tres aviones de nuestra compañía aérea, mas uno de una compañía estadounidense que habían tenido que alternar por mal tiempo y las tripulaciones tenían que ser relevadas. La rampa de Chiclayo solo puede recepcionar máximo tres aeronaves comerciales con puntos de recarga y los otros dos aviones estaban lejos del terminal, en una pista de rodaje. Llegamos a Chiclayo casi a las 9 a.m.

Como no había un carro remolcador, tuvimos que esperar a que la tripulación del avión americano terminara su descanso legal para mover su Boeing 767 a la zona de recarga, reabasteciera combustible y luego nos dejara un espacio para poder encender nuestro avión y rodar pues dicho avión impedía nuestro paso. Después de mediodía recién pudimos despegar para Lima, llevando a los pasajeros varados desde la noche anterior. En Lima comenzaríamos nuestro vuelo a Cuzco y luego Puerto Maldonado. En Cuzco, ya casi a las cuatro de la tarde, reabastecimos más combustible ya que en Puerto Maldonado no hay recarga. Como este itinerario estaba atrasado, el vuelo normal que era regresar a Lima vía Cuzco se canceló originado que el retorno a Lima sea directo desde Puerto Maldonado sin pasar por Cuzco. Nuestro plan de vuelo consideraba entonces Puerto Maldonado a Lima con alterno Trujillo pues Pisco estaba bajo mínimos legales para despacho. (Usualmente el alterno tiene que estar bastante mejor que los mínimos).
Salimos de Puerto Maldonado casi a las seis de la tarde. Al llegar a Lima, iniciamos la aproximación ILS pero al llegar a los mínimos no tuvimos contacto con la pista y tuvimos que realizar una aproximación frustrada y proseguir a nuestro alterno, Trujillo. Al comenzar nuestro ascenso nos comunicaron que Trujillo también estaba bajo los mínimos. En ese momento nos empezamos a preocupar. El avión precedente había intentado una aproximación y había frustrado. Ante esa situación, decidimos proseguir a Chiclayo cuya meteorología siempre es buena.

Al estar con poco combustible, empezamos a tener indicaciones de bajo nivel y baja presión en las bombas. Había otras aeronaves en aproximación alternando también por mal tiempo. Tuvimos que pedir prioridad por bajo nivel de combustible y se nos autorizó aterrizar primero que los demás aviones. Pudimos aterrizar con el alivio que resulta de estas operaciones angustiosas, teníamos muy poco combustible. Habían pasado ya doce horas desde que habíamos subido al avión. En tierra tendríamos aun más sorpresas.

Luego de aterrizar nos dijeron que parqueemos el avión en la pista de rodaje calle Delta bastante lejos del terminal de pasajeros. Teníamos a bordo pasajeros que habían embarcado de Cuzco y de Puerto Maldonado cuyo destino era Lima. Luego de detenido el avión detrás de dos aviones y luego atrás otro que procedía de Lima, apagamos ambos motores. Solo había una escalera autopropulsada (es decir un carro con escalera arriba). Luego de más de una hora y media, llegó la escalera y los pasajeros, pudieron ir al terminal luego de tres idas y vueltas del único ómnibus que pusieron a nuestra disposición.

Luego que la escalera anterior se turnara entre los aviones que estábamos en la pista de rodaje y bajaran a todos los pasajeros, le llegó el turno a las tripulaciones. El vehículo cuya foto adjunto, se acercó al avión recién a las 11 de la noche. Al acercarse se malogró y no podía arrancar. Quedó a un par de metros de la puerta delantera y no podíamos bajar del avión. Se requería una batería de reemplazo para encender el vehículo, la misma que llegó a la medianoche. Pudimos descender del avión aproximadamente a la 1 a.m. Habíamos estado dieciséis horas en el avión.

Este vía crucis se ha vuelto a repetir el día de ayer, según lo que me han comentado colegas que les tocó pasar por esta nueva y repetida experiencia. Lo irónico es que han pasado tres años y aun existen los mismos problemas en Chiclayo aunque Lima ya tiene un procedimiento ILS de Categoría II. (Ver nota al final). No hay carro remolcador, no hay escaleras móviles, no hay movilidades, el terminal aéreo no está en capacidad de albergar más de dos vuelos nacionales a la vez. El día de ayer siete aeronaves volvieron a colapsar un aeródromo alterno que se supone debe tener casi las mismas facilidades que el aeropuerto principal de destino.

Para empeorar las cosas, la nueva amenaza a la salud mundial, la gripe porcina o el virus AH1N1, ha generado que los controles sean más exhaustivos en los aeropuertos. Ahora imagínense en Chiclayo o Pisco no hay autoridades aduaneras y de migraciones permanentes. En caso de contingencias la situación empeora al tener que montar equipos para recepcionar todo este repentino e inesperado flujo de turistas (cuya intención no era llegar ahí). Estos pasajeros, cansados y estresados lo único que quieren es llegar a sus destinos y por los caprichos del tiempo terminan en un aeropuerto donde prácticamente no tienen todas las facilidades. Esta situación representa un gran reto para las autoridades aeroportuarias y las aerolíneas.
Para hacer las cosas más difíciles, muchas tripulaciones ya no pueden seguir volando hasta no haber descansado el mínimo que establece la ley, lo que obliga a las aerolíneas enviar tripulaciones frescas para poder continuar el vuelo o de lo contrario descansar junto a sus extenuados pasajeros y proseguir al día siguiente. Pero como vimos al comienzo de este articulo, al día siguiente se tendrá que desenredar todo este desorden.

En Chiclayo los aviones tendrán que encender sus motores y hacer cola para recargar, liberar la zona de recarga y embarcar pasajeros pero de dos en dos pues en la rampa de Chiclayo solo entran dos aviones grandes. En Pisco ni que decir, no existen facilidades en el terminal y menos aun remolcadores y solo una zona de recarga. Felizmente ahora hay hoteles de gran capacidad en Paracas, ya que después del terremoto de 15 de agosto de 2007 que barrió con la infraestructura hotelera del centro de Pisco, inversionistas extranjeros y nacionales apostaron por la belleza de ese puerto sureño.

En conclusión, los aeródromos alternos de Lima no están preparados para este tipo de contingencias. En el caso de ayer, hubo aeronaves que tuvieron que ser ubicadas en la parte militar del aeropuerto. Esto es una situación que debe superarse en el más breve plazo, ya que al final los pasajeros tanto de vuelos nacionales e internacionales se llevarán una mala imagen de la infraestructura aérea, afectando ulteriormente al turismo nacional. Queda pues en manos de los aeropuertos, ahora que están siendo concesionados el responder con eficiencia ante estas eventualidades.

Nota Aparte. Un aeropuerto con categoría I solo permite aterrizajes en condiciones meteorológicas de 800 metros de visibilidad horizontal y un techo de nubes de mínimo 200 pies. Categoría II los reduce a 350 metros (en Lima es 500 mts) y 100 pies como mínimo. Categoría III que es lo ideal, pide 200 metros y no exige altura de nubes. Las noticias de que CORPAC instale un ILS CAT III, no solo implica un cambio de tecnología sino también que las compañías aéreas y sus tripulaciones obtengan esta calificación y que los aviones tengan esa capacidad. Otro aspecto es que cuando se realizan estos procedimientos de baja visibilidad el ingreso de aviones a Lima se hará menos fluido, por lo que seria recomendable que esté ya construida otra pista para dinamizar el tráfico en Lima.

2 comentarios:

  1. Gustavo Pinillos19 de mayo de 2009, 6:57

    Excelente articulo.
    Una pregunta: Si el ILS son dos señales tanto horizontal como la senda de planeo, que siempre indican la posición de la pista ¿porqué las categorias, será por precisión? ¿cómo hace un piloto una aproximación CAT I, CAT II y CAT III? El CAT IIIc es para Autolanding, ¿porque un CAT II no?

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  2. Hola Gustavo, gracias por participar. Efectivamente como dices son dos senales la diferencia es la precision de los equipos. A mayor categoria menor la desviacion en metros. En Lima tenemos uno de CAT II que te exige solo un minimo de visibilidad horizontal (medida por dos RVRs de 350 mts. No se exige techo de nubes.Para CAT III lA visibilidad horizontal no debe ser menor de 200 mts. y CAT III B de 175 mts.
    Los pilotos, compania,avion y aerpuerto tienen que estar certificados para hacer una aprox. ILS en CAT II o III. Esto es una inversion en dinero pues la cia. tiene que gastar en un simulador y entrenar a sus pilotos.
    Para hacer un descenso de estos por ejemplo Lima te dice que su visibilidad horzontal es 350 metros. Si es asi SOLO los pilotos que estan calificados para CAT II pueden realizar la aproximacion. Si Lima esta menos de 350 mts ya fuimos por que menos ya te exige CAT III que no tenemos en Lima, razon por la cual estos dias de niebla se ha tenido que alternar.
    Sobre el autolanding si el avion tiene la capacidad de hacerlo lo puedes realizar, pero en CAT III se hace usualmente por que aterrizas sin ver la pista.
    Espero haberte ayudado

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